Escuela de padres: Se porta mal para llamar la atención
Suele ser habitual que cuando los
padres me consultan por problemas de comportamiento de su hijo o hija
plantean que si lo estará haciendo para llamar la atención, como si eso
fuera un “mal menor”. Efectivamente, en los niños de 3 a 12 años es muy
probable que el mal comportamiento, entre otras causas, busque atraer la
atención de la familia.
Eso suele ocurrir cuando se dan alguna de las siguientes circunstancias:
- El niño o la niña comprueba que sus padres le prestan una especial atención cuando se porta mal, mientras que cuando se comporta adecuadamente no recibe atención o la que recibe es mínima.
- Prestar atención significa que dejan todo para acudir a lo que acaba de hacer, que es un momento especial para dirigirse a él, aunque sea para regañarle; comprueba que sus padres hablan sobre él, se ocupan especialmente, hablan con otros familiares sobre el tema, con los profesores o incluso lo llevan a un especialista. El niño comprueba que hay una desproporción entre la forma de actuar de sus padres cuando se porta mal (se movilizan y es el centro de atención) que cuando se porta bien.
- También suele ocurrir que el niño solo es atendido si realiza un comportamiento negativo. Por ejemplo, es el caso de un niño que ya está cansado mientras sus padres están entusiasmados en un centro comercial. El niño ha dicho en varias ocasiones que se quiere ir a casa, que está cansado y su razonable petición no es atendida. Finalmente, solo lo tienen en cuenta si explota en una rabieta o protesta desproporcionada.
- En otros casos los niños consiguen con su mal comportamiento lo que quiere. De esta forma, le sirve para salirse con la suya y una y otra vez el mal comportamiento obtiene recompensa, de manera que al niño o la niña le sale rentable.
- Una situación especial de este comportamiento está relacionada con los celos y la rivalidad entre los hermanos. Las conductas inadecuadas aparecen cuando los padres están centrados en uno de los hermanos (normalmente el más pequeño) y portándose mal consigue desviar la atención de sus padres y volver a ser el centro, aunque sea para ganarse una regañina.
- Por último, descubren que con su comportamiento pueden manejar y chantajear a sus padres. De esta forma ellos mismos manipulan a su familia con expresiones como “si me porto bien entonces…” “si no haces esto entonces me portaré mal”.
Por tanto, que el comportamiento
inadecuado de un niño aparezca para llamar la atención de sus padres es
una explicación frecuente y razonable, aunque no siempre es la única. En
muchos se puede tratar de una falta de límites, de normas incoherentes y
en casos extremos de un problema de conducta del niño o de la niña.
Pautas generales para poder afrontarlo con eficacia.
1º. En primer lugar, es posible que
efectivamente, el niño se porte mal porque es la única forma de reclamar
la atención de sus padres. Por tanto, habría que revisar si el niño es
atendido adecuadamente y se le presta la suficiente atención para que no
tenga que recurrir a portarse mal.
2º. Le segunda medida consiste en
prestar especial atención cuando el niño se está comportando
adecuadamente. Algunos padres no consideran esto importante porque
piensan que es lo que el niño debe de hacer. Al contrario, una medida
eficaz es prestar más atención al niño cuando actúa adecuadamente. Para
ello, podemos interesarnos por lo que está haciendo, implicarnos si nos
lo pide y sobre todo, cuando un comportamiento concreto es adecuado,
elogiarlo y felicitarlo o dar muestras de satisfacción. Es forma muy
concreta de comunicarle que así es como queremos que se comporte la
próxima vez.
3º. En tercer lugar, es necesario
interesarnos por sus asuntos, sobre todo cuando el niño o la niña nos
habla, nos cuenta alguna cosa de su interés, como la escuela o sus
amigos. Es otro momento privilegiado para prestarle atención. Dejaremos
lo que estamos haciendo para atenderlo solo a él. Si esto no es posible,
se lo diremos y lo pospondremos para un momento mejor, pero no muy
lejano en el tiempo.
4º. Es necesario garantizar, sobre todo
con niños pequeños, un tiempo de juego diario compartido. El tiempo de
juego es un momento privilegiado para prestarle atención y compartir,
desde el disfrute y sin exigencias la atención y la relación.
5º. Otra medida es atender a las
peticiones razonables que el niño nos hace, evitando que tenga que
portarse mal para que lo tengamos en cuenta. Imaginemos que estamos en
un centro comercial y el niño está cansado y quiere irse. Si ha superado
el tiempo razonable que puede soportar y nos lo está pidiendo
adecuadamente, terminemos con esta situación sin dar lugar a un
comportamiento más contundente por su parte para ser atendido.
6º. Cuando aparecen comportamientos
negativos que buscan llamar la atención, la mejor estrategia es
ignorarlos, siempre que sea posible. Ignorar consiste en no prestar
ninguna atención, ni hacer comentarios, ni siquiera mirar al niño o a la
niña. Si es posible, marcharnos del lugar en el que él está.
7º. Hay situaciones en las que no es
posible ignorar. En estos casos, procuraremos prestar el mínimo de
atención: si hay que regañarle o adoptar cualquier tipo de medidas, lo
haremos, pero prestando la mínima atención posible.
8º. En otros momentos el mal
comportamiento tiene claramente la intención de desviar la atención de
los padres. Por ejemplo, cuando un hermano pega a otro. En estos casos
es más efectivo centrar toda la atención en el hermano que ha sido
víctima, procurando ignorar o prestar una atención mínima al hermano que
ha pegado.
9º. Por último, y como medida general
hay que procurar que el mal comportamiento del niño y sus llamadas de
atención, cuando son inadecuadas, terminen saliéndose con la suya.
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