lunes, 19 de enero de 2015

ESCUELA DE FAMILIAS - LLAMAR LA ATENCIÓN

Escuela de padres: Se porta mal para llamar la atención

Suele ser habitual que cuando los padres me consultan por problemas de comportamiento de su hijo o hija plantean que si lo estará haciendo para llamar la atención, como si eso fuera un “mal menor”. Efectivamente, en los niños de 3 a 12 años es muy probable que el mal comportamiento, entre otras causas, busque atraer la atención de la familia.  
Mal comportamiento
Eso suele ocurrir cuando se dan alguna de las siguientes circunstancias:
  • El niño o la niña comprueba que sus padres le prestan una especial atención cuando se porta mal, mientras que cuando se comporta adecuadamente no recibe atención o la que recibe es mínima.
  • Prestar atención significa que dejan todo para acudir a lo que acaba de hacer, que es un momento especial para dirigirse a él, aunque sea para regañarle; comprueba que sus padres hablan sobre él, se ocupan especialmente, hablan con otros familiares sobre el tema, con los profesores o incluso lo llevan a un especialista. El niño comprueba que hay una desproporción entre la forma de actuar de sus padres cuando se porta mal (se movilizan y es el centro de atención) que cuando se porta bien.
  • También suele ocurrir que el niño solo es atendido si realiza un comportamiento negativo. Por ejemplo, es el caso de un niño que ya está cansado mientras sus padres están entusiasmados en un centro comercial. El niño ha dicho en varias ocasiones que se quiere ir a casa, que está cansado y su razonable petición no es atendida. Finalmente, solo lo tienen en cuenta si explota en una rabieta o protesta desproporcionada.
  • En otros casos los niños consiguen con su mal comportamiento lo que quiere. De esta forma, le sirve para salirse con la suya y una y otra vez el mal comportamiento obtiene recompensa, de manera que al niño o la niña le sale rentable.
  • Una situación especial de este comportamiento está relacionada con los celos y la rivalidad entre los hermanos. Las conductas inadecuadas aparecen cuando los padres están centrados en uno de los hermanos (normalmente el más pequeño) y portándose mal consigue desviar la atención de sus padres y volver a ser el centro, aunque sea para ganarse una regañina.
  • Por último, descubren que con su comportamiento pueden manejar y chantajear a sus padres. De esta forma ellos mismos manipulan a su familia con expresiones como “si me porto bien entonces…” “si no haces esto entonces me portaré mal”.
Por tanto, que el comportamiento inadecuado de un niño aparezca para llamar la atención de sus padres es una explicación frecuente y razonable, aunque no siempre es la única. En muchos se puede tratar de una falta de límites, de normas incoherentes y en casos extremos de un problema de conducta del niño o de la niña.
Pautas para el mal comportamiento

Pautas generales para poder afrontarlo con eficacia.

1º. En primer lugar, es posible que efectivamente, el niño se porte mal porque es la única forma de reclamar la atención de sus padres. Por tanto, habría que revisar si el niño es atendido adecuadamente y se le presta la suficiente atención para que no tenga que recurrir a portarse mal.
2º. Le segunda medida consiste en prestar especial atención cuando el niño se está comportando adecuadamente. Algunos padres no consideran esto importante porque piensan que es lo que el niño debe de hacer. Al contrario, una medida eficaz es prestar más atención al niño cuando actúa adecuadamente. Para ello, podemos interesarnos por lo que está haciendo, implicarnos si nos lo pide y sobre todo, cuando un comportamiento concreto es adecuado, elogiarlo y felicitarlo o dar muestras de satisfacción. Es forma muy concreta de comunicarle que así es como queremos que se comporte la próxima vez.
3º. En tercer lugar, es necesario interesarnos por sus asuntos, sobre todo cuando el niño o la niña nos habla, nos cuenta alguna cosa de su interés, como la escuela o sus amigos. Es otro momento privilegiado para prestarle atención. Dejaremos lo que estamos haciendo para atenderlo solo a él. Si esto no es posible, se lo diremos y lo pospondremos para un momento mejor, pero no muy lejano en el tiempo.
4º. Es necesario garantizar, sobre todo con niños pequeños, un tiempo de juego diario compartido. El tiempo de juego es un momento privilegiado para prestarle atención y compartir, desde el disfrute y sin exigencias la atención y la relación.
5º. Otra medida es atender a las peticiones razonables que el niño nos hace, evitando que tenga que portarse mal para que lo tengamos en cuenta. Imaginemos que estamos en un centro comercial y el niño está cansado y quiere irse. Si ha superado el tiempo razonable que puede soportar y nos lo está pidiendo adecuadamente, terminemos con esta situación sin dar lugar a un comportamiento más contundente por su parte para ser atendido.
6º. Cuando aparecen comportamientos negativos que buscan llamar la atención, la mejor estrategia es ignorarlos, siempre que sea posible. Ignorar consiste en no prestar ninguna atención, ni hacer comentarios, ni siquiera mirar al niño o a la niña. Si es posible, marcharnos del lugar en el que él está.
7º. Hay situaciones en las que no es posible ignorar. En estos casos, procuraremos prestar el mínimo de atención: si hay que regañarle o adoptar cualquier tipo de medidas, lo haremos, pero prestando la mínima atención posible.
8º. En otros momentos el mal comportamiento tiene claramente la intención de desviar la atención de los padres. Por ejemplo, cuando un hermano pega a otro. En estos casos es más efectivo centrar toda la atención en el hermano que ha sido víctima, procurando ignorar o prestar una atención mínima al hermano que ha pegado.
9º. Por último, y como medida general hay que procurar que el mal comportamiento del niño y sus llamadas de atención, cuando son inadecuadas, terminen saliéndose con la suya.

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