YA EMPIEZA DE NUEVO LA SEMANA CULTURAL REPLETA DE ACTIVIDADES CULTURALES Y EDUCATIVAS PARA NUESTROS NIÑ@S.
ESTE AÑO EL TEMA ES EL QUIJOTE, ASI QUE LA MAYORIA DE ACTIVIDADES ESTÁN RELACIONADAS CON ESTE PERSONAJE.
PARA MÁS INFORMACIÓN PINCHAD EN LA IMAGEN Y VERÉIS EL PROGRAMA
miércoles, 29 de abril de 2015
GANADORA PREMIO RECICLAJE
DAMARÍS HA SIDO LA GANADORA DEL CONCURSO DE RECICLAJE ADIVINADO QUE ERA UNA CAJA GIGANTE... QUE SERÁ, SERÁ?????
ESCUELA DE FAMILIAS - DIA DE LA MADRE: UN VINCULO INQUEBRANTABLE
Día de la madre: Un vínculo inquebrantable
Día de la madre: Un vínculo inquebrantable:
El primer, el más fuerte e importante vinculo que establecemos todas
las personas es el que se forma con la madre. Este vínculo es el más
poderoso de todos los vínculos y relaciones que tendremos, siendo el que
más influye en nuestras vidas. La relación entre madres e hijos se basa
en una conexión increíble e irremplazable a muy altos niveles.
Este vínculo se forma en la primera
etapa de la vida, comienza a desarrollarse incluso antes del nacimiento.
Desde esos momentos la función de la madre es fundamental, es la que
aporta alimento, protección, cuidados y afectos.
La figura materna tiene una importancia
crucial en los primeros momentos y ésta se mantiene en la vida adulta
también. La madre es aquella persona a la que se acude ante un problema,
es la que sabe en todo momento lo que les sucede a los hijos solo con
mirarlos, la que siempre ofrece su amor y apoyo incondicional.
Esta figura y este vínculo son
necesarios para todas las personas. Crear y mantener un vínculo sano y
estable con la madre es beneficioso para el desarrollo emocional y
afectivo. Constituye además las bases para futuras relaciones.
¿COMO SE FORMA EL VINCULO CON LA MADRE?
Calidad y constancia de señales
afectivas de la madre. Desde un primer momento es fundamental que la
madre muestre señales de cariño. No deben faltar abrazos, gestos y
palabras.
Comportamiento de la madre. Es importante que aparte de proporcionar señales afectivas al niño, la madre le aporte un apego seguro. Esto quiere decir que el niño debe tener su espacio y autonomía, se debe dar cariño pero dejarle decidir y hacer por sí mismo. No es lo mismo dar señales de afecto que sobreproteger.
Escucha activa. Es fundamental que los pequeños se sientan escuchados y atendidos. La madre debe darles la confianza para que se comuniquen y expresen en un clima de cariño y aceptación.
Compromiso e implicación. No es suficiente con mostrar compromiso e implicación, estos han de ser percibidos por el pequeño.
Comportamiento de la madre. Es importante que aparte de proporcionar señales afectivas al niño, la madre le aporte un apego seguro. Esto quiere decir que el niño debe tener su espacio y autonomía, se debe dar cariño pero dejarle decidir y hacer por sí mismo. No es lo mismo dar señales de afecto que sobreproteger.
Escucha activa. Es fundamental que los pequeños se sientan escuchados y atendidos. La madre debe darles la confianza para que se comuniquen y expresen en un clima de cariño y aceptación.
Compromiso e implicación. No es suficiente con mostrar compromiso e implicación, estos han de ser percibidos por el pequeño.
IDEAS PARA CELEBRAR EL DÍA DE LA MADRE.
El regalo.
A veces los regalos no materiales, son
las mayores muestras de cariño. Un beso, un abrazo una palabra bonita es
más que suficiente para que los papás comprendan lo que sus hijos les
quieren.
Los regalos hechos por los niños y niñas con sus propias manos, son algo muy especial. Como por ejemplo:
- Marco de fotos hecho con cartulina o cartón, decorado por los pequeños y dentro colocaremos una foto de mamá con sus hijos.
- Manos del niño o la niña grabadas en una hoja.
- Una carta donde el pequeño le exprese lo que siente a su mamá.
- Tarjetas de felicitación.
- Un video donde le digáis algo a mamá, podéis poner también fotos vuestras con ella y algún mensaje.
Otro tipo de regalo es hacer por mamá algo que le guste, como prepararle el desayuno y llevárselo a la cama.
- Día en familia, para romper la rutina y disfrutar.
En este día tan especial, donde los
mamás son los protagonistas, es una ocasión idónea para pasar una
celebración en familia donde todos los miembros disfruten. Sal de la
rutina y planea una actividad especial.
- Comer fuera de casa
- Buscar una de las actividades que le gusten a mamá y disfrutar toda la familia,
- Prepara una salida familiar, pasar un día en el campo sería una buena opción.
- Juegos en familia.
- Ir a ver una película.
martes, 28 de abril de 2015
ESCUELA DE FAMILIAS - EVITAR MALAS CONTESTACIONES
10 recomendaciones para evitar las malas contestaciones
¿Qué hacer ante las malas contestaciones en los niños y niñas?
Cuando los pequeños toman como hábito responder a lo que les adultos les dicen, entramos en una dinámica de conflicto.
Los adultos se desesperan, no comprenden porque los pequeños responden y no saben cómo llevar esa situación.
En determinados momentos los
niños y niñas se vuelven contestones. Cuando les reñimos responden. No
aceptan lo que se les dice y quieren dar su opinión, eso es normal y no
es malo, pero lo hacen de malos modos, y aquí es donde está el problema.
Es bueno que el pequeño de su
opinión y que evalué críticamente lo que se le dice, pero debemos
prestar atención al modo y la situación en la que lo hacen.
Ante una riña pueden explicar su punto de vista pero no deben contestar y entrar en una lucha con nosotros.
Porque contestan los niños y niñas
Los niños a lo largo de su
crecimiento van desarrollando su personalidad, es importante que
aprendan a establecer su propio criterio y que cuestionen lo que se les
dice. Pero deben saber hacerlo con educación y desde el respeto. Debemos
enseñarles que se puede dar la propia opinión, que de hecho es
importante que lo hagan, pero con buenos modos.
En estos momentos de
desarrollo de la personalidad y formación de la propia identidad, es
normal que los niños y niñas respondan y quieran tener opinión. A nivel
emocional los pequeños necesitan desvincularse afectivamente de la
figura de los padres como camino necesario para reafirmar su propia
personalidad.
10 RECOMENDACIONES PARA EVITAR Y MANEJAR LAS MALAS CONTESTACIONES
-
Ten en cuenta que no es nada personal contra nosotros. No lo tomes como un ataque personal, entiéndelo como parte normal del crecimiento y desarrollo del niño/a.
-
Evita entrar en una lucha directa. No respondas con malos modos, no entres en un conflicto con ellos.
-
Ante una mala contestación trata de averiguar lo que hay detrás de la misma. Si es porque está cansado, molesto por algo, que es lo que le desagrada para contestar así; o si simplemente es un hábito aprendido. Para ello pregúntale que es lo que le pasa, obsérvale cuando contesta.
-
No debes dar demasiada importancia a la mala contestación. Cuando damos importancia a algo lo podemos estar reforzando o entrando en una dinámica que queremos erradicar. En lugar de eso, cuando te conteste mal, ignórale hasta que lo haga adecuadamente y con educación.
-
Explícale, sin alterarte y sin entrar en discusión, que si no te dice las cosas de manera adecuada no le vas a escuchar. Le puedes decir lo siguiente: “me parece bien que me expliques lo que no te gusta, pero no puedes decirlo gritando o contestando mal, si lo haces así no te voy a escuchar. Estaré encantado de dialogar contigo y que me expliques tu opinión, pero cuando me hables con educación.” Después de explicarle esto no le des más vueltas al tema, no hables mas de ello, en todo caso repites lo que le has dicho de nuevo.
-
Déjale claro que no vas a pasar las malas contestaciones, para ello no prestes atención a las mismas y haz que lo sepan: “ entiendo que no te guste esta norma o esta situación, pero no vamos a consentir que respondas mal”
-
Emplea algún tipo de castigo que le haga reflexionar cuando tenga una mala contestación, como llevarle al rincón de pensar, etc.
-
Modelado. Haz de ejemplo, no le respondas con una mala contestación y tampoco las emplees con otros miembros de la familia o personas.
-
Cuando el pequeño nos dé su opinión, ya sea en contra de algo que le decimos, pero lo haga de una manera adecuada, con respeto, le atenderemos y le reforzaremos esa conducta.
-
No critiques nunca a la persona, critica la contestación, pero no al niño o niña.
lunes, 27 de abril de 2015
ESCUELA DE FAMILIAS - RESOLVIENDO CONFLICTOS
Resolviendo conflictos familiares
Es
un hecho frecuente que en el ámbito familiar surjan diferencias, y
derivadas de éstas terminen desencadenándose conflictos. Los conflictos
suelen experimentarse de manera muy negativa en aquellos/as que se ven
envueltos en ellos. Sin embargo, la realidad es que éstos suponen una
gran oportunidad para crecer como personas e incluso para reforzar los
lazos afectivos familiares, eso sí, siempre que se solucionen de manera
adecuada.
En nuestro día a día,
intentamos evitar los problemas y la aparición de conflictos. Los
interpretamos como hechos nocivos e indeseados que nos complican la vida
y nos llevan a la experimentación de emociones negativas de diversa
índole.
Un conflicto mal gestionado o
no resuelto, nos lleva a mantener relaciones destructivas con el entorno
en el que se ha desencadenado, de ahí la importancia de saberlos
abordar y resolver.
La convivencia familiar es
complicada y requiere de esfuerzo por parte de todos los miembros de la
familia para comprender las actitudes y acciones del resto. Así como
cada día es diferente, cada etapa del ciclo vital también lo es, pues
éstas se caracterizan por la experimentación de cambios tanto físicos
como psicológicos. Una de las etapas más significativas por esta razón,
suele ser la adolescencia, una fase de cambios constantes.
Con los cambios se va
conformando la personalidad y no están exentos de complicaciones,
complicaciones de las que pueden surgir conflictos.
Los conflictos familiares,
pese a contemplarse como hechos negativos, bien gestionados y resueltos,
pueden repercutir positivamente en todos los miembros de la familia
pues suponen una gran oportunidad para conocerse y mejorar el clima
familiar. Algunas de las estrategias que pueden servir a este fin son
las siguientes:
-
Mantener una comunicación asertiva: a la hora de resolver un conflicto, es muy importante mantener la calma, partir siempre del hecho de que es una situación que se debe resolver, no un combate que debemos ganar. Así, deberemos estar abiertos a escuchar a la otra persona o personas que están implicadas en el conflicto y que mantienen puntos de vista diferentes a los nuestros. Por lo tanto, debemos practicar la escucha activa, manifestándole(s) nuestra disposición a entenderle(s) y llegar a un acuerdo.
La escucha es más efectiva en
la medida en que la otra persona vea que realmente estamos
interesados/as en entender su postura. Ayudará para ello, ir haciéndole
preguntas sobre lo que estamos escuchando, así le estaremos mostrando
interés en lo que nos está transmitiendo.
También puede ser de utilidad,
repetirle con nuestras propias palabras y de manera resumida, algunos
de los aspectos que nos vaya diciendo, con la finalidad de asegurarnos y
transmitirle/s que estamos comprendiendo qué nos está expresando y
cómo se siente. De esta manera evitaremos la aparición de malos
entendidos, al ir comprendiendo correctamente todo lo que nos está
queriendo transmitir la persona o personas con la(s) que haya surgido la
desavenencia.
-
Emplear el diálogo respetando el turno de palabra y evitando descalificaciones: cuando surge un conflicto, en muchas ocasiones los protagonistas del mismo olvidan el autocontrol y llegan a perder las formas. Cuando esto sucede, los gritos, reproches, salidas de tono y descalificaciones de diversa índole, se convierten en las notas predominantes del momento. De esta manera entramos en un callejón sin salida, pues con esta actitud tiende a desencadenarse una ola de contraataques que complicarán la situación y dificultarán enormemente la resolución del conflicto.
Además, hay veces en que los
conflictos tienden a agravarse o estancarse por problemas de
entendimiento. Esto se debe en innumerables ocasiones a no respetar el
turno de palabra. Hay veces en que una de las partes no deja hablar a la
otra, hecho éste que tiende a eclipsar la importancia de lo que la otra
persona puede llegar a transmitir. Así surge un clima de malestar que
difícilmente desaparecerá de no cambiar este hecho. Por tanto, es
fundamental que ambas partes tengan la oportunidad de expresar sus
opiniones de igual manera.
-
Expresar nuestro malestar en primera persona: es decir, hablar de las emociones que experimentamos cuando surgen desavenencias o desacuerdos (enfado, tristeza…); sin responsabilizar de ellas a la otra persona(s) implicada(s) en el conflicto. Por ejemplo, en lugar de emplear expresiones del tipo “eres insoportable”, emplear otras que hablen de cómo nos sentimos ante determinadas actitudes “me siento mal…”. Ésta es una manera de expresar nuestro malestar sin herir a la otra(s) persona(s) y sobre todo una forma de predisponerla a escucharnos y a resolver el conflicto de manera productiva.
-
Mantener una perspectiva positiva: al discutir con alguien, bien sea un familiar, un hijo o hija, un hermano o hermana, etc. tienden a surgir pensamientos negativos con respecto a esa persona. Tanto así, que se tiende a ignorar todo lo positivo que hemos podido compartir. Esto es, un sesgo negativo envuelve nuestros pensamientos pareciendo que nos encontráramos ante el peor de los enemigos, algo que empeora la situación incrementando el malestar. En momentos de conflicto es complicado pensar bien de la persona con la que estamos discutiendo. Sin embargo, se debe hacer un esfuerzo para mantener a raya esos pensamientos negativos que tienden a empeorar la situación. Hay que centrarse en solucionar el conflicto en sí, sin sacar a relucir problemas del pasado o actitudes desagradables de otros momentos que no tienen nada que ver con ese.
-
Elegir el momento: es complicado saber cuándo va a desencadenarse un conflicto. Sin embargo, el entorno puede influir a la hora de atenuar o agravar el mismo. Por eso, siempre que sea posible, es conveniente tomar distancia para resolver la situación. Técnicas como la del “tiempo fuera”, pueden ayudar a aliviar el malestar y la tensión del momento, dando lugar así a una resolución eficaz y productiva del conflicto.
-
Llegar a un acuerdo: es fundamental que una vez se hayan dado a conocer las diferentes opiniones y posturas de ambas partes, se llegue a un acuerdo que ponga fin al conflicto. Es muy importante que éste sea favorecedor para todas las personas implicadas, es decir, se debe alcanzar una solución intermedia que beneficie por igual a unos y otros.
En el núcleo familiar la
comunicación es una constante que se debe mantener y cuidar, y la
aparición de diferencias y conflictos es un hecho natural de la
convivencia entre sus miembros.
Por eso, los conflictos no
deben considerarse barreras u obstáculos que enturbien el ambiente
familiar sino oportunidades para crecer y aprender en familia.
viernes, 24 de abril de 2015
ESCUELA DE FAMILIAS- RESOLVIENDO CONFLICTOS FAMILIARES
Resolviendo conflictos familiares
Es
un hecho frecuente que en el ámbito familiar surjan diferencias, y
derivadas de éstas terminen desencadenándose conflictos. Los conflictos
suelen experimentarse de manera muy negativa en aquellos/as que se ven
envueltos en ellos. Sin embargo, la realidad es que éstos suponen una
gran oportunidad para crecer como personas e incluso para reforzar los
lazos afectivos familiares, eso sí, siempre que se solucionen de manera
adecuada.
En nuestro día a día,
intentamos evitar los problemas y la aparición de conflictos. Los
interpretamos como hechos nocivos e indeseados que nos complican la vida
y nos llevan a la experimentación de emociones negativas de diversa
índole.
Un conflicto mal gestionado o
no resuelto, nos lleva a mantener relaciones destructivas con el entorno
en el que se ha desencadenado, de ahí la importancia de saberlos
abordar y resolver.
La convivencia familiar es
complicada y requiere de esfuerzo por parte de todos los miembros de la
familia para comprender las actitudes y acciones del resto. Así como
cada día es diferente, cada etapa del ciclo vital también lo es, pues
éstas se caracterizan por la experimentación de cambios tanto físicos
como psicológicos. Una de las etapas más significativas por esta razón,
suele ser la adolescencia, una fase de cambios constantes.
Con los cambios se va
conformando la personalidad y no están exentos de complicaciones,
complicaciones de las que pueden surgir conflictos.
Los conflictos familiares,
pese a contemplarse como hechos negativos, bien gestionados y resueltos,
pueden repercutir positivamente en todos los miembros de la familia
pues suponen una gran oportunidad para conocerse y mejorar el clima
familiar. Algunas de las estrategias que pueden servir a este fin son
las siguientes:
-
Mantener una comunicación asertiva: a la hora de resolver un conflicto, es muy importante mantener la calma, partir siempre del hecho de que es una situación que se debe resolver, no un combate que debemos ganar. Así, deberemos estar abiertos a escuchar a la otra persona o personas que están implicadas en el conflicto y que mantienen puntos de vista diferentes a los nuestros. Por lo tanto, debemos practicar la escucha activa, manifestándole(s) nuestra disposición a entenderle(s) y llegar a un acuerdo.
La escucha es más efectiva en
la medida en que la otra persona vea que realmente estamos
interesados/as en entender su postura. Ayudará para ello, ir haciéndole
preguntas sobre lo que estamos escuchando, así le estaremos mostrando
interés en lo que nos está transmitiendo.
También puede ser de utilidad,
repetirle con nuestras propias palabras y de manera resumida, algunos
de los aspectos que nos vaya diciendo, con la finalidad de asegurarnos y
transmitirle/s que estamos comprendiendo qué nos está expresando y
cómo se siente. De esta manera evitaremos la aparición de malos
entendidos, al ir comprendiendo correctamente todo lo que nos está
queriendo transmitir la persona o personas con la(s) que haya surgido la
desavenencia.
-
Emplear el diálogo respetando el turno de palabra y evitando descalificaciones: cuando surge un conflicto, en muchas ocasiones los protagonistas del mismo olvidan el autocontrol y llegan a perder las formas. Cuando esto sucede, los gritos, reproches, salidas de tono y descalificaciones de diversa índole, se convierten en las notas predominantes del momento. De esta manera entramos en un callejón sin salida, pues con esta actitud tiende a desencadenarse una ola de contraataques que complicarán la situación y dificultarán enormemente la resolución del conflicto.
Además, hay veces en que los
conflictos tienden a agravarse o estancarse por problemas de
entendimiento. Esto se debe en innumerables ocasiones a no respetar el
turno de palabra. Hay veces en que una de las partes no deja hablar a la
otra, hecho éste que tiende a eclipsar la importancia de lo que la otra
persona puede llegar a transmitir. Así surge un clima de malestar que
difícilmente desaparecerá de no cambiar este hecho. Por tanto, es
fundamental que ambas partes tengan la oportunidad de expresar sus
opiniones de igual manera.
-
Expresar nuestro malestar en primera persona: es decir, hablar de las emociones que experimentamos cuando surgen desavenencias o desacuerdos (enfado, tristeza…); sin responsabilizar de ellas a la otra persona(s) implicada(s) en el conflicto. Por ejemplo, en lugar de emplear expresiones del tipo “eres insoportable”, emplear otras que hablen de cómo nos sentimos ante determinadas actitudes “me siento mal…”. Ésta es una manera de expresar nuestro malestar sin herir a la otra(s) persona(s) y sobre todo una forma de predisponerla a escucharnos y a resolver el conflicto de manera productiva.
-
Mantener una perspectiva positiva: al discutir con alguien, bien sea un familiar, un hijo o hija, un hermano o hermana, etc. tienden a surgir pensamientos negativos con respecto a esa persona. Tanto así, que se tiende a ignorar todo lo positivo que hemos podido compartir. Esto es, un sesgo negativo envuelve nuestros pensamientos pareciendo que nos encontráramos ante el peor de los enemigos, algo que empeora la situación incrementando el malestar. En momentos de conflicto es complicado pensar bien de la persona con la que estamos discutiendo. Sin embargo, se debe hacer un esfuerzo para mantener a raya esos pensamientos negativos que tienden a empeorar la situación. Hay que centrarse en solucionar el conflicto en sí, sin sacar a relucir problemas del pasado o actitudes desagradables de otros momentos que no tienen nada que ver con ese.
-
Elegir el momento: es complicado saber cuándo va a desencadenarse un conflicto. Sin embargo, el entorno puede influir a la hora de atenuar o agravar el mismo. Por eso, siempre que sea posible, es conveniente tomar distancia para resolver la situación. Técnicas como la del “tiempo fuera”, pueden ayudar a aliviar el malestar y la tensión del momento, dando lugar así a una resolución eficaz y productiva del conflicto.
-
Llegar a un acuerdo: es fundamental que una vez se hayan dado a conocer las diferentes opiniones y posturas de ambas partes, se llegue a un acuerdo que ponga fin al conflicto. Es muy importante que éste sea favorecedor para todas las personas implicadas, es decir, se debe alcanzar una solución intermedia que beneficie por igual a unos y otros.
En el núcleo familiar la
comunicación es una constante que se debe mantener y cuidar, y la
aparición de diferencias y conflictos es un hecho natural de la
convivencia entre sus miembros.
Por eso, los conflictos no
deben considerarse barreras u obstáculos que enturbien el ambiente
familiar sino oportunidades para crecer y aprender en familia.
jueves, 23 de abril de 2015
ESCUELA DE FAMILIAS - TRASTORNO POR DÉFICIT DE ATENCIÓN HIPERACTIVA
¿Cómo saber si mi hijo padece trastorno por déficit de atención con hiperactividad?
Hace
unas semanas escuché en la radio que en Holanda el 68 % de los
escolares (2 de cada 3) tomaba medicación para el Trastorno por déficit
de atención con hiperactividad (TDAH). Desde mi opinión me parece
exagerado y seguramente hemos llegado al polo opuesto de un
sobre-diagnóstico de este trastorno infantil. En todo caso, muchos
padres pueden preguntarse si el comportamiento que su hijo presenta es
un TDAH o está dentro de lo que puede considerarse habitual.
Desde aquí, no podemos hacer un
diagnóstico, pero sí podemos darles unas pistas para sospechar o no de
la presencia del trastorno. Les vamos a presentar algunos de los
indicadores adaptados del Manual de Diagnóstico de la Asociación
Americana De Psiquiatría (DSM IV-TR)
Algunos signos de sospecha de que el niño puede presentar déficit de atención (con o sin hiperactividad) son:
- Comete errores en tareas escolares o en otras actividades por no prestar atención suficiente a los detalles por descuido.
- Tiene dificultades para mantener la atención en tareas o en actividades de juego. – Parece no escuchar cuando se le habla directamente.
- Le disgusta o procura escabullirse de tareas que requieren prestar atención mucho tiempo, como trabajos escolares.
- Pierde objetos necesarios para tareas o actividades: juguetes, ejercicios escolares, lápices, libros, etc.
- Se distrae fácilmente con cualquier cosa.
- Contesta antes de que se termine la pregunta.
- Tiene dificultades para guardar su turno.
- Interrumpe o se inmiscuye en las actividades de los otros: se entromete en actividades o juegos. Por último, los signos de sospecha de que puede además presentar hiperactividad son:
- Mueve en exceso manos o pies, o se remueve en su asiento.
- Abandona su asiento en situaciones en que se espera que permanezca sentado.
- Corre o salta excesivamente en situaciones en que es inapropiado hacerlo.
- Tiene dificultades para jugar o dedicarse tranquilamente a actividades que le gustan.
- Suele actuar como si tuviera un motor.
- Habla en exceso, como si no pudiera callar.
- Debe haber un número suficiente de indicadores.
- Los síntomas deben durar al menos 6 meses y estar presentes antes de los 7 años.
- Tienen que aparecer en varios contextos, por ejemplo en el colegio y en el hogar. No es válido que se comporte así solo en casa.
- Debe haber evidencias de que estos síntomas deterioran la actividad escolar o laboral.
miércoles, 22 de abril de 2015
ESCUELA DE FAMILIAS - CUANDO LLEGA LA HORA DE VESTIRSE
Escuela de padres: Cuando llega la hora de vestirse…
La realidad es que se ha creado un círculo vicioso: ustedes lo visten para llegar a tiempo y él se ha acomodado a que lo hagan, porque a quién realmente le importa llegar a tiempo no es al niño.
Para esta situación aconsejamos lo siguiente:
1º. Dígale al niño con confianza, cariño y firmeza que a partir de ahora, se vestirá él solo por las mañanas.
2º. Si todavía no sabe vestirse, enséñele primero. Practique por la tarde o durante el fin de semana. Si es menor de 5 años, enséñele lo que sí debería saber: todo menos abrocharse los botones de la camisa y del pantalón o subirse la cremallera.
3º. Algunos niños tardan en funcionar por las mañanas, si es su caso, levántelo con más tiempo; quizás 10 minutos más sea suficiente.
4º. Elimine por la mañana todo lo que le pueda distraer: la televisión, juguetes o vídeo juegos.
5º. Márquele un tiempo para vestirse. Los mayores pueden entender el reloj. A los más pequeños les ayuda tener la referencia de una o dos canciones de un CD. Dígale que tiene que vestirse antes del tiempo indicado.
6º. Si no se viste a tiempo adopte medidas con él. Utilice la “retirada de privilegios”: se le suprime algo de su agrado por la mañana o por la tarde. Combinela con la “sobre corrección”: por ejemplo, si no se viste a tiempo, por la tarde tendrá que entrenar vestirse solo 2 veces.
7º. Elógielo cuando lo consiga, sobre todo al principio. Además de los elogios puede utilizar un calendario situado en un lugar visible en el que se marcará
martes, 21 de abril de 2015
ESCUELA DE FAMILIAS - LA AUSENCIA DE LOS PADRES
conducta
Tenemos un sistema de vida un tanto
peculiar y un hijo que acaba de cumplir 3 años: el padre del niño por
motivos de trabajo vive fuera y yo, que soy la madre, trabajo a turnos.
El niño se queda con los dos abuelos, con sus tíos y en ocasiones con
una canguro. Es muy inquieto y está empezando a mostrar problemas de
conducta
¿Puede estar relacionado con el sistema de vida que llevamos?
Como hemos indicado, un ambiente
familiar como el que usted comenta es un auténtico “factor de riesgo”
para presentar problemas conducta.
El niño no tiene una rutina diaria,
probablemente cada cuidador tendrá sus propias pautas y normas, el niño
tampoco sabrá muy bien con qué persona le toca cada día, en qué lugar va
a comer o dormir. Probablemente tampoco tenga en definitiva una persona
de referencia.
Con ese panorama, es posible que
presente no solo problemas de conducta, sino otro tipo de dificultades.
Ciertos estilos de vida tienen “efectos secundarios” negativos para la
educación de los hijos. Es una opción de los padres, pero paliar esos
efectos secundarios con el ritmo de vida que tiene el niño es
ciertamente difícil.
Como medidas, probablemente insuficientes, solo quedan las siguientes:
1º. Que el tiempo que dediquen al niño, sea un tiempo de calidad.
Aunque en este caso la calidad no va suplir la cantidad. Tiempo de
calidad significa que estén junto al niño, le escuchen, jueguen con él y
no traten de compensar la falta de tiempo con compras o concesión de
todos los caprichos.
2º. Anticipen al niño los cambios que se producen.
Con dos días de antelación, avísenle dónde va a estar y con quién.
Para ello, pueden utilizar la fotografía de los cuidadores y colocarla
en un calendario, así podrán explicarle con quién va estar cada día.
3º. Procuren introducir una serie de rutinas constantes en la vida del niño
aunque cambie de cuidador: hora de comida, hora de dormir, un peluche
para dormir, un horario para ver la tele, salida al parque, etc.
lunes, 20 de abril de 2015
ESCUELA DE FAMILIAS - CASTIGO EDUCATIVO
que el castigo sea educativo
Cuando intentamos educar a los
pequeños, en ocasiones no sabemos cuál es la manera más eficaz de
tratar con ellos. Es normal que nos surjan dudas sobre que es lo mejor
para ellos, y en definitiva para que crezcan felices.
El castigo es un tema
polémico, que ni gusta a niños ni a mayores. Queremos que aprendan, y
sabemos por un lado que no debemos permitir determinados
comportamientos, pero por otro lado tampoco queremos que sufran.
¿Debemos castigar a los pequeños? ¿Cómo debemos hacerlo?
¿SE DEBE CASTIGAR A LOS PEQUEÑOS?
Es importante que los niños y
niñas aprendan que las acciones que realizan tienen determinadas
consecuencias, y a veces estas consecuencias no son de su agrado. El
castigo puede ser necesario pero empleado de manera racional con el
objetivo de educar al pequeño. Nunca debe ser humillante o perjudicial
para su autoestima o bienestar.
El castigo debe entenderse no
como una forma de hacer sentir mal a los niños y niñas sino como una
consecuencia a una acción determinada. Para aplicarlo es fundamental que
los niños y niñas entiendan el porqué del mismo, y comprendan que
ocurre cuando hacen determinadas acciones.
Debe entenderse como una
especie de trato o acuerdo más que como un castigo, como cosas que
debemos hacer para conseguir algo, o cosas que no debemos hacer para
dejar de tener consecuencias negativas.
En todo caso no debe ser nunca
dañino para los niños o niñas. Debe estar basado en el objetivo de
educar, de fomentar un aprendizaje en los pequeños. Y siempre debemos
tener muy en cuenta su bienestar.
Veamos algunos ejemplos
-
Si un adolescente ha suspendido un examen porque en lugar de estudiar estuvo haciendo otras cosas, como ver la tele, dar una vuelta, etc. Debemos dejarle que suspenda, que comprenda que su conducta le ha llevado a ese resultado. En este caso el “castigo” podría ser, tener que cumplir determinadas horas de estudio, si estas no se cumplen no podrá ver la tele o salir con sus amigos. Antes de aplicarlo es bueno dialogar con él o ella sobre la situación, ¿Por qué crees que has suspendido? ¿qué crees que puedes hacer para que no vuelva a ocurrir esto? Siempre reflexionando y dialogando con ellos y nunca imponiendo.
-
Si un niño quiere de postre helado, primero tendrá que comerse las verduras o el plato que tenga en la mesa, si no se come esto no podrá tener helado. Si come lo que tiene que comer, podrá elegir el postre que quiera. En este caso también le explicaremos al pequeño que es importante alimentarse bien para crecer, que no sólo se pueden comer helados. Por eso si quiere comerlo primero debe tomar otros alimentos necesarios para su crecimiento.
-
Si el niño o niña no recoge sus juguetes, no podremos salir a dar una vuelta al parque, porque antes de salir tenemos que dejar todo recogido. Explicaremos al pequeño que no podemos dejar las cosas sin recoger porque llegaremos tarde y cansados para cenar y bañarnos antes de dormir, que es necesario que recojamos los juguetes. Le explicaremos también que puede sacar todos los juguetes que quiera pero que debe recogerlos.
¿CÓMO DEBEN SER LOS CASTIGOS EFICACES?
PAUTAS PARA EDUCAR CON LOS CASTIGOS.
-
Consecuentes y contingentes a la conducta. Esto quiere decir que deben ser lógicos en relación a la conducta, no deben ser ni demasiados excesivos ni demasiado flojos. Y producirse cuando se produzca la conducta, no podemos dejarlo para otro momento puesto que no lo relacionarán con la acción. Por ejemplo en el caso del adolescente que suspende, si cumple con sus horas de estudio le permitiremos salir, no es bueno excedernos y dejarle sin salir aun cuando haya cumplido esas horas. Si cumple su parte, tiene una consecuencia positiva para él. También tiene que ser en el momento, no podemos dejarle este fin de semana que salga, pero a partir del próximo cumplimos con el acuerdo.
-
Consensuados con el pequeño. Es importante que los “castigos” cumplan una función educativa. Para ello es muy bueno dialogar con el niño o niña y hasta consensuar el tipo de castigo. De esta forma se sentirá responsable de sus actos y de las consecuencias y se implicará más con el castigo. Además colaboramos a la reflexión de los pequeños y a su comprensión.
-
No deben ser dañinos o humillantes para ellos, en ningún caso. No debemos olvidar que nuestro objetivo es educarles, para que lleguen a ser adultos felices, personas críticas y autónomas, adaptados a la sociedad. Para ello el castigo puede ser necesario, pero si éste es humillante o dañino, pierde todo su valor educativo y conseguimos lo contrario.
-
Es mejor que los castigos no estén basados en cosas materiales, son más efectivos si los basamos en actividades de su agrado o desagrado. Si el castigo consiste en comprarle o no comprarle algo al pequeño, le estamos enviando un mensaje confuso, que no anima a la reflexión sino a conseguir un bien determinado.
-
Los castigos no deben ser amenazantes. Se le informará de lo que ocurre si hace o no hace determinada conducta, pero no se le amenazara con ello. Debe ser visto como una consecuencia lógica y no como una amenaza.
-
Es muy importante que tengan alguna relación con la conducta concreta. Es decir si no come verdura el “castigo” será no comer helado, ya que guarda relación y podemos hacer que comprendan el porqué. En cambio si el “castigo” por no comer verdura es no ver la tele. La consecuencia no tiene nada que ver con la conducta y el pequeño no lo entiende. Si no puede comer helado es porque necesita alimentarse bien, guarda una relación.
-
En todo momento seremos comprensivos con el niño, tendremos calma con ellos. Y entenderemos que están aprendiendo y necesitan unas pautas y normas. No es que lo hagan por molestarnos.
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Deben cumplirse siempre los castigos, si no es así no serán eficaces. Por eso es bueno hacer un castigo lógico y no excedernos. No podemos castigarles primero con mucha fuerza, excediéndonos y poco a poco ir suavizando. Si el adolescente no puede salir hasta que no cumpla sus horas de estudio, mantendremos firmeza en este acuerdo.
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Tienen que ser entendidos por los niños y niñas. Para que cumpla su función educativa ha de ser comprendido por los pequeños. Para ello dialogaremos con él y le explicaremos las cosas con calma.
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Combina el castigo, con castigos de tipo positivo y con refuerzos. No se trata solo de que el pequeño tenga consecuencias negativas, también es bueno que estas consecuencias negativas terminen cuando el pequeño deje de hacer determinada conducta (castigo positivo). Es decir si no recoge los juguetes no podemos salir al parque, pero en cuanto los recoja esta consecuencia negativa finaliza y salimos todos al parque. Los refuerzos también son fundamentales, elogiar al niño cuando cumple con lo que esperamos y animarle en sus acercamientos a la acción deseada.
viernes, 17 de abril de 2015
ESCUELA DE FAMILIAS - EL DEPORTE COMO PRECURSOR DE HABILIDADES SOCIALES
El deporte como precursor de habilidades sociales
El verano es una época muy
propicia para practicar deporte. El buen tiempo, el mayor número de
horas de sol y la disponibilidad de tiempo libre, son factores que
invitan a salir a la calle y realizar alguna actividad física.
Sin embargo, las nuevas
tecnologías y su diversidad de aplicaciones, han restado protagonismo a
los tradicionales juegos infantiles y otras actividades, practicadas
fuera de casa. Así, cada vez son más los casos de niños/as que prefieren
quedarse dentro del hogar jugando a la videoconsola, al ordenador,
etc.; antes que salir fuera y practicar alguna actividad física en
compañía.
Debido a la importancia de las
habilidades y relaciones sociales en nuestra vida, practicar deporte
puede convertirse en un hábito trascendental y de gran ayuda para
desarrollarlas. Por esta razón, podemos aprovechar las vacaciones para
iniciar a los/as niños/as en la práctica de actividades deportivas, ya
que, además de su importancia social, éstas llevan asociadas una gran
cantidad de beneficios para la salud. Entre estos beneficios podemos
mencionar los siguientes:
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La práctica de deporte promueve la adquisición de hábitos saludables y valores sociales como el respeto, el compromiso, la colaboración y el cumplimiento de normas.
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En línea con lo anterior, el ejercicio físico aporta un gran bienestar psicológico al favorecer el trabajo en equipo, la autoestima y la solidaridad. Su práctica asimismo, potencia el autoconocimiento y es una increíble fórmula para aprender a valorarse e integrarse exitosamente en el grupo de iguales.
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El deporte favorece también el desarrollo físico, sobre todo el desarrollo óseo y muscular del/ la niño/a, previniendo igualmente, la aparición de enfermedades cardiovasculares y combatiendo la obesidad.
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Así pues, las personas que practican deporte, tienen menos posibilidades de caer en adicciones peligrosas. Pues con éste aprenden la importancia de cuidarse y adquirir hábitos sanos para la vida que les fortalezcan y enriquezcan a todos los niveles. Hábitos estos, donde las adicciones y sus consecuencias no tienen cabida alguna.
La práctica de ejercicio
físico, debido a todas las ventajas que lleva asociadas, debe
convertirse en un hábito rutinario y fundamental en la vida del/la
niño/a. Un hábito que le acompañe toda su vida y cuyos beneficios pueda
aprovechar. No obstante, en ocasiones, es bastante complicado
implementar la práctica de alguna actividad física en la infancia. La
razón de ello se encuentra muchas veces, en una inadecuada iniciación a
la misma.
RECOMENDACIONES PARA INICIAR A L@S NIÑ@S EN LA PRÁCTICA DE DEPORTE:
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Incluir el deporte en la rutina familiar: haciendo de éste un hábito cotidiano compartido por todos los miembros del núcleo familiar, planificando actividades semanales en las que la actividad física sea la nota predominante.
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Aprovechar alguna afición del niño/a para incorporar la práctica de ejercicio físico: partir siempre del ocio y la diversión para implementar la práctica de deporte, es decir, iniciarles en éste desde edades tempranas, de manera amena y entretenida.
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Emplear refuerzos tanto en las victorias conseguidas como en las derrotas: es importante reforzar al/la niño/a tanto en los éxitos, por haberlos conseguido, como en las derrotas, por haberlo intentado. De esta manera, el/la pequeño/a aprenderá que lo importante es la práctica del deporte en sí y no tanto el resultado del mismo. Así, con el refuerzo en ambas ocasiones mencionadas, se contribuirá a mantener su nivel de motivación en la práctica de ejercicio físico.
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Evitar presiones: la práctica de deporte, debe ser adaptada a la edad y condición física del/la niño/a; debiendo tener en cuenta sus limitaciones para establecer metas coherentes y alcanzables; evitando por tanto las presiones para conseguir determinados objetivos que pudieran serle difíciles o complicados. Las presiones pueden resentir su motivación, y en consecuencia su autoestima e interés por la práctica de ejercicio físico.
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Implicarnos en sus entrenamientos: es importante que una vez que el/la niño/a, se encuentre involucrado en la práctica de algún deporte, nos impliquemos en sus entrenamientos y le mostremos interés y apoyo. Asimismo, es fundamental proporcionarle un equipamiento adecuado que le proteja de lesiones.
“El deporte es el elixir del disfrute y la calidad de vida”
jueves, 16 de abril de 2015
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