Una de las mejores maneras de conseguir una relación saludable entre
hijos y padres es llegar a pactos. El pacto hay que entenderlo como un
acuerdo entre las dos partes y realmente no es difícil llegar a pactar y
enseñarles a los niños pactar. En definitiva se pretende que el niño
aprenda a responsabilizarse de una obligación y asumir una tarea por
algo que acuerda previamente con su papá o mamá. Deben aprender desde
muy pequeños que existe una finalidad en todo lo que hacemos. Hay veces
que les dejamos plena libertad para que hagan lo que quieran sin ningún
objetivo definido (siempre viene bien y es necesario que tengan tiempo
libre para jugar), y otras deben ser conscientes de que hacen algunas
actividades porque han llegado a acuerdos previos y responsables con los
mayores.
Veamos algunos consejos sencillos de llevar a cabo:
Espere recibir del niño algo que usted necesite
realmente, o que le sería de gran ayuda, y no aquello que a su hijo le
guste hacer o cumplir de todos modos.
Evite los pactos a posteriori: “Ayer te llevé a casa de tu amiga, ahora deberías hacer algo por mí”. Esto hace que el niño se sienta culpable; no es un buen trato. Obligue al niño a cumplir su parte del trato pronto y rápidamente. Los acuerdos contractuales a largo plazo se olvidan o se modifican. Los niños creerán que se han librado de cumplir su parte del trato y los padres tendrán la impresión de haber sido estafados. Cuando el niño hace algo por el padre sin intentar llegar a un trato (a veces ocurre), hay que devolver el favor cuanto antes. Hay que recordar a los niños los pactos a los que se han comprometido sin castigarles por no haber cumplido su parte. La consecuencia será la negativa del padre a hacer otro pacto en un breve espacio de tiempo. Limite su buena disposición a hacer favores a un niño que no los devuelve. |
jueves, 28 de mayo de 2015
ESCUELA DE FAMILIAS - EL ARTE DE PACTAR
Consejos sobre el arte de pactar
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